top of page
agujatransparente.png

Manifiesto

El Antropoceno es un concepto propuesto desde la ciencia que ha sido utilizado por más de una disciplina a pesar del debate que el término suscita. Una de estas definiciones provenientes de la ciencia argumenta que el Antropoceno puede ser definido como una era, un período interglaciar, pues es un período templado y con pocos glaciares comparado con la Era de Hielo. 

 

Este período interglaciar, debido a las actividades propias del estilo de vida de los humanos y la relación jerarquizada con la naturaleza, se ha prolongado artificialmente: de ahí la idea del Antropoceno. Es un período que está centrado en lo humano, el “Anthropos”, y que se suele definir desde las consecuencias que trae el impacto de la actividad de los seres humanos sobre los procesos biológicos de la tierra, es decir, el medio ambiente.

 

Si tenemos en cuenta lo anterior, podríamos pensar en que existe un “mal” Antropoceno, que se caracterizaría por un conjunto de actividades humanas que no considera el detrimento del medio ambiente en sus prácticas y saberes. También podríamos pensar en un “buen” Antropoceno, y de aquí que el propósito de este blog sea responder desde muchas perspectivas las siguientes preguntas: ¿cómo hemos entendido la relación entre los humanos y el medio ambiente? ¿Qué sería un buen Antropoceno?
 

Creemos que para un buen Antropoceno debemos, individual y colectivamente, asumir responsabilidades de distintos tipos. Algunas de estas responsabilidades deberemos asumirlas como sociedad, pero están fuertemente basadas en decisiones individuales. Es por eso, que consideramos que será necesario que afrontemos el Antropoceno preservando la democracia y la diversidad, pero necesariamente renunciando a algunas supuestas libertades personales que han resultado en grandes daños al planeta.

 

Así pues, es en este tipo de decisiones individuales que la palabra responsabilidad adquiere todo su peso, pues, a diferencia de nuestras obligaciones sociales (por ejemplo, el recaudo de impuestos para la preservación ecológica), estas dependen de la conciencia y compromiso de cada uno. En este sentido, necesariamente debe haber un pacto implícito del que participemos todos, con todo tipo de acciones destinadas al cuidado del planeta. 

 

También es necesario tener en cuenta que el tiempo apremia, y que esta posibilidad de cambio desde los individuos será exitosa en la medida en que se implemente con inmediatez. Existen, sin embargo, responsabilidades que no corresponden a lo público o a lo institucional, y que debemos asumir desde los distintos campos del saber.

 

Desde las humanidades, por ejemplo, es nuestra responsabilidad tratar de comprender las concepciones del planeta o de la “naturaleza” que derivaron en la situación actual y que son representadas en obras de distintos momentos y lugares. Y, asimismo, queremos destacar las propuestas artísticas o literarias que nos presentan visiones alternativas que pueden resultar útiles para pensar distintas perspectivas del inmenso fenómeno que es el Antropoceno. 
 

Así pues, la era del Antropoceno nos muestra que la vida humana, la tecnología y el medio ambiente no pueden entenderse como algo separado y sitúa a los humanos ante un reto que consiste en que estas tres variables trabajen en armonía para poder mantener la tierra en las condiciones que la humanidad y la naturaleza requieren. Ahora más que nunca reconocer y trabajar en el equilibrio de estas relaciones es importante,pues nos permite integrar el pensamiento ecológico en nuestra vida.

 

Este pensamiento que nos muestra que todo está interconectado, que somos parte de ese “todo” que es la naturaleza; que no vamos por caminos distintos y que, por ende, tenemos que actuar con conciencia y responsabilidad. Esto se integra con nuestro proyecto porque nos permite ver cómo el ser humano ha venido pensando y actuando exclusivamente en su beneficio y, por tanto, nos muestra que, para poder tener cambios consecuentes con la nueva era, debe trabajar usando la tecnología bajo una premisa en la cual se sepa y reconozca parte del ecosistema.
 

La historia ha hecho presente la insuficiencia de los datos estadísticos y la evidencia científica para hacer un cambio en nuestra realidad. Vemos gráficas, números y discursos científicos que nos preocupan pero no llegan a ocuparnos. La lejanía con este lenguaje hace que muchas veces no nos interpele.

 

Ante la evidencia abrumadora de los daños que ha sufrido nuestro planeta a causa de nuestras malas decisiones nos sentimos apabullados o simplemente demasiado pequeños como para ser capaces de hacer un cambio significativo. Andrea Wulf, historiadora, plantea en el documental El Antropoceno una realidad que nos concierne y que le da sentido a este proyecto: los humanos sólo protegemos lo que amamos y es por eso que requerimos una conexión cercana con las problemáticas medioambientales para ser capaces de preocuparnos por estas y comenzar a actuar.

 

Así, las artes entran a jugar el papel fundamental de traducir los hechos científicos en relatos, discursos, narrativas con los que podamos empatizar, emocionarnos y enamorarnos de la naturaleza nuevamente. El arte resulta ser una herramienta para conectarnos con la importancia de los cambios que hemos producido en el planeta a través de su capacidad para hacernos sentir –sensibilizarnos– y percibir los mismos hechos que nos muestran las ciencias, las noticias, etc. (otras formas de discurso) por medio de narrativas diferentes que suelen conectarse más con nuestras emociones.

 

El arte tiene el papel de involucrar a todas las personas en el proceso de traducción de los datos científicos puros en discusiones álgidas sobre cómo nos vamos a organizar política, económica y socialmente para imaginar el futuro. Adicionalmente, creemos que las artes y las humanidades pueden contribuir de manera importante al pensamiento crítico sobre cómo hemos entendido la relación entre los seres humanos y su entorno y proponer nuevos modelos críticos.
 

El Antropoceno –como era de la humanidad– está marcado por las decisiones de subsistencia y de producción que los seres humanos hemos tomado desde que empezamos a existir como especie. El “buen” Antropoceno del que hablan Germán Andrade y Alejandro Gaviria en una maravillosa conferencia que tuvo lugar a en la Universidad de los Andes, está determinado por las decisiones políticas y éticas que tome la humanidad en los próximos años. Como ellos bien lo expresan, no se trata ya de entender esta era en términos únicamente geológicos y científicos: los seres humanos hemos sido artífices del deterioro del planeta y nos compete como especie llevar a cabo los cambios que sean necesarios para lograr que la vida siga siendo viable en la tierra. 

 

Pasamos la vida pensando en que los científicos encontrarán una solución a los daños que le hemos causado al planeta, o que los Estados tomarán las medidas necesarias para detener las consecuencias. La literatura y las artes tienen la posibilidad de entrar en la vida y en la casa de los lectores, haciendo que se involucren de cerca con los fenómenos y se puedan sentir agentes del cambio desde la transformación de sus realidades cotidianas. Las reflexiones teóricas desde la filosofía, la literatura, y otras disciplinas tienen la posibilidad de potenciar nuestra capacidad de crítica y de análisis, develando nuestros prejuicios y señalando nuevas posibilidades de acción.

bottom of page