top of page
Buscar

Antropoceno Musical

  • Paz Vargas
  • 23 abr 2021
  • 5 Min. de lectura

Actualizado: 18 jun 2021

Las pautas para una relación amistosa entre los humanos y la naturaleza, y con esto quiero decir, una relación en la que nos veamos como partes iguales que contribuyen y toman, por lo general se dan desde el ámbito científico, que muchas veces habla desde el miedo, creando una relación entre nosotros y la naturaleza como cosas diferentes. También ocurre muy a menudo que se muestran a estas autoridades invitándonos a relacionarnos de manera cuidadosa con el medio ambiente pero con un enfoque muy binario, como si los humanos estuviéramos por encima o debajo de estas categorizaciones. Y entonces, si no se habla desde el miedo, se habla desde una empatía por lo “lindo” o “tierno”, infantilizando a la naturaleza como un ser que debe ser cuidado porque es débil e indefenso, que quizá no se pueda negar que en cierta medida lo sea, al menos contra esta fuerza conquistadora que representa el ser humano desde hace unos siglos y que además se mete en este papel muy bien.

Es por esto que si bien debe haber un acercamiento desde las ciencias, al menos algo para enseñar y proporcionar toda la información fácilmente, los modos de exponer la información al mundo no letrado en cuestiones científicas tienen que ser amigables y no pueden ser sólo desde la pedagogía que infantiliza al receptor o desde el regaño que le entrega datos que no entiende pero que comprende que son malas noticias y por esto no las quiere leer.

Estos enfoques más cercanos al sentir humano están siempre presentes en el arte y más específicamente en la música, que ha sido más abierta e incluso se ha adueñado de la tecnología como parte de sí misma para funcionar y crear. La tecnología hace parte de la música no sólo como medio de distribución, sino incluso como parte de la esencia misma de la creación del sonido y las narrativas detrás de las propuestas musicales, sobretodo en escenas como la música electrónica y el pop, que dependen casi que completamente de máquinas, sintetizadores e instrumentación creada de manera artificial como parte natural del proceso de componer, pero no sólo eso, es desde muchas de estas propuestas que también se cuestiona la relación entre humanos y la naturaleza.

Una primera propuesta es la de Björk, una cantante islandesa de pop experimental, que mostró esto a través de toda su discografía enfocándose en estos temas en Biophilia, del 2011. Este álbum tiene ejemplos específicos, sin demasiada teoría científica o social, solo desde la música. En Virus, por ejemplo, Björk toma la voz de un narrador parasitario que entiende que la humanidad se complementa con la naturaleza porque son una misma cosa, y también encarna en esta canción el amor desde una metáfora biológica.


Biophilia estuvo acompañado por un juego interactivo. La imagen es una parte del juego en la canción Virus. Para ganar el juego en este nivel y además, poder escuchar la canción completa, era necesario dejar que el virus parasitara, y las células alrededor cantan cuando esto ocurre.




En Biophilia más que una obsesión por todos estos temas ecológicos, hay un reconocimiento de la naturaleza como un yo, y esto se ve reflejado en la composición del álbum en torno a instrumentos inusuales y la incorporación de la tecnología, dejando además como respuesta la necesidad de aceptar las partes oscuras y que aterrorizan de lo que pensamos como un otro:










(Letra de Crystalline, parte de Biophilia)



Por otro lado y entrando ya en un campo aún más experimental en ese sentido, está Plantasia de Mort Garson, un álbum de música electrónica publicado en 1979, que tiene por objeto ser música para plantas. Por un lado, la retórica detrás del álbum carga consigo la idea de que las plantas son entes que escuchan y por ende necesitan música específica para ellos; por otro lado, el mismo álbum fue hecho a modo de generar este espacio de consciencia en el escucha pues además cuando se compraba el vinilo, venía con semillas para plantar y usar la música para ayudar al crecimiento.













(Portada del álbum )




Ahora, es muy fácil encontrar estos elementos dentro de la música por lo mencionado anteriormente. Los músicos no tienen miedo de usar y unir la tecnología y por eso se dan estos espacios donde esto se abarca desde la posición del artista. Otros ejemplos son Atom ™, conocido también como el Señor Coconut y Atom Heart o en subgéneros de la electrónica como el glitch, el ebm y el electro, promovidos por sellos como Raster Noton en Alemania. En general esto se da en la música electrónica en toda su extensión, pues su existencia es inherentemente tecnológica. Por ejemplo, en álbumes como HD del 2013 del mismo Atom ™los cuales, aunque no cargan un mensaje desde lo lírico, sí absorben por completo el amor por la tecnología creando una oda al sonido artificial:






(Letra de Ich Bin Maine Maschine, de Atom ™ , se repite constantemente hablando de hertz)

Por último, y quizá como ejemplo de un reflejo del pensamiento de las generaciones actuales, está la banda SUPERORGANISM formada en 2017, que desde su título, canciones e iconografía, representan la idea de la absorción de un todo de manera organizada. Las canciones de Superorganism abarcan nuestra relación con la tecnología y los otros, desde todas la variables, empezando con su sonido compuesto de cualquier objeto (ranas, pájaros, agua, estornudos, casi cualquier cosa como instrumento) y las figuras de animales y océanos que están presentes en todo lo que hacen, hasta el significado mismo de su nombre, la unión de una especie de monstruo que tiene sentido. Lo que hace SUPERORGANISM es una hipérbole de un modo de crear música que está presente en muchos actos contemporáneos. La idea de naturalizar los sonidos de la tierra y usarlos como instrumentación se puede ver en actos de pop como Dua Lipa o Grimes, que además su último álbum alude a esto al llamarse Miss Anthropocene.

Sin embargo, aún quedan varias cuestiones por pensar sobre la manera en que la música no ha tenido miedo en explorar estas cosas desde un lugar menos teórico. Primero: que toda esta música no está dentro de lo que se considera “mainstream”, por lo cual llega a los mismos públicos que de alguna u otra manera son conscientes sobre estas cosas que se llevan pensando desde la teoría y la academia. El problema está entonces en cómo mostrar esto desde géneros populares, como la guaracha, el reggaeton, el pop, edm entre otros y que además no se vea forzado o performativo, para que pueda ser bien recibido y no entre a un espacio ultra científico que sólo van a escuchar unas pocas personas. Puede que para introducirlo de manera que no suene panfletario o propagandísitico se necesite intercalarlo con temas que se cree son más comunes a nuestra realidad, como el sexo o el amor, que son los temas que abundan en la música popular. El acercamiento de Björk hacía este parece ser el más correcto, más sin embargo, el sonido extravagante es lo que lo aleja.

Es posible que en un futuro se pueda ver un uso más común de estos temas cuando se conviertan en algo palpable para todo el mundo, aunque quizás esto suceda cuando el tema de nuestra supervivencia sea agobiante. Quizá la solución está en convertir a la música en uno de los elementos claves de la educación en torno a la relación antropocéntrica que mantenemos con la naturaleza, que en últimas es una parte de la relación con nosotros mismos.



Álbumes mencionados

Björk. Biophilia (2011)

Mort Garson. Mother Earth Plantasia. (1979)

Atom ™ . HD. (2013)

Superorganism. Superorganism. (2018)


Imagen de portada

Bjork por Robert Ball, 2013. Recuperada de https://www.flickr.com/photos/robertball/8593025202/in/album-72157633092944479/

Comments


TEXTOS / TEJIDOS

Es un proyecto que propone una reflexión sobre el Antropoceno desde un enfoque interdisciplinario. Se originó en el curso "Problemas de ética y estética" dictado por María Mercedes Andrade, y en el semillero de investigación que continúa activo. Los interesados en participar pueden contactar a: maandrad@uniandes.edu.co

bottom of page