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Valentina Prada Flórez

Los problemas de la ecología profunda y el ecofascismo a la hora de hablar de justicia climática

(Parte I )

A la hora de hablar del movimiento ambientalista es posible encontrar diversas vertientes y posturas, las cuales nos dejan claro que desafortunadamente este no es un movimiento perfecto. Dentro de este, es posible incluso encontrarse con algunas ideologías peligrosas que atentan contra la humanidad. A lo largo del semestre pasado, tuve la oportunidad de aprender acerca de dos términos: la ecología profunda y algo que jamás pensé que podría existir: el llamado “ecofascismo”. Estos dos—a pesar de que en un principio no lo noté—están directamente relacionados. Así pues, en el presente texto pretendo hablar sobre ambos términos, sus relaciones e implicaciones que considero negativas sobre el movimiento contra el cambio climático y la justicia climática. Para esta primera parte me centraré en lo que es la ecología profunda y cómo esta resulta una filosofía bastante problemática

Comencemos por lo más básico ¿qué es la ecología profunda? La ecología profunda es un término acuñado por el filósofo Arne Naess en el año 1972. Sobre este término, Naess escribió un texto que se titula : “Los movimientos de la ecología superficial y la ecología profunda: un resumen” y a partir de una diferenciación entre lo superficial y lo profundo, plantea las bases de la ecología profunda y su necesidad. Al contrario de la “ecología superficial”—que “Combate la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales. Objetivo central: la salud y la vida opulenta de los habitantes de los países desarrollados ” (Naess, Los movimientos de la ecología, 98)—, el objetivo de la ecología profunda es que a la hora de hablar de cambio climático es necesario observar los factores sociales, económicos, políticos y culturales y no solo lo más general.

Hablando sobre la ecología profunda Naess plantea lo siguiente:

Bajo el nombre de ecologismo, varias desviaciones del movimiento profundo han sido ensalzadas, principalmente aquellas que presentan un énfasis unilateral en la contaminación y el agotamiento de los recursos naturales, pero también con una negación de las grandes diferencias entre países sub y sobre desarrollados a favor de una aproximación global vaga. La aproximación global es esencial, pero las diferencias regionales deben determinar en gran medida las políticas y regulaciones en los años venideros. (Naess, Los movimientos de la ecología 101)

Y si bien esta afirmación es bastante positiva, cabe resaltar que la ecología profunda “ha sido criticada por personas que representan la ecología social, ecología socialista, democracia liberal y el ecofeminismo” (Taylor, Zimmerman 457). Estas críticas se dan precisamente porque la ecología profunda presenta bastantes contradicciones e ideas que dejan mucho que pensar.

Por ejemplo, para la ecología profunda toda forma de vida se encuentra en un mismo nivel y esto lo deja claro Naess en el punto sobre “igualdad biosférica”: “Para el ecólogo de campo, la igualdad de derecho a vivir y florecer es un axioma de valor intuitivamente claro y manifiesto.” (Naess, “Los movimientos de la ecología” 99) Y esto se puede ver no solamente en Naess, sino que otros grupos inspirados por esta filosofía han llegado a plantear esto en sus manifiestos: “Todas las formas de vida, desde virus hasta grandes ballenas, tienen el mismo derecho inherente de existir” (Foreman, 1980) es lo que reza el manifiesto del grupo ecológico radical Earth First! Con esto no quiero decir que no hay que luchar por la flora y fauna que se encuentran en vía de extinción; claro que es necesario velar por la conservación de los seres vivos en nuestro planeta. Sin embargo, esta concepción de la igualdad biosférica lleva a considerar que salvar a una flor, por ejemplo, es más importante que una vida humana—esto teniendo en cuenta que Naess habla de la necesidad de dejar el antropocentrismo—. Y es así como partiendo de la idea de que todo ser vivo está en un mismo nivel se llega a la idea de que es necesario reducir la población humana con el fin de salvar al planeta, lo cual resulta altamente peligroso a la hora de hablar de derechos humanos.

Arne Naess en su texto Ecología, comunidad y estilo de vida del año 1989, habla de la sobrepoblación y sobre la importancia de la filosofía en relación con los problemas de degradación ambiental, con el fin de repensar la relación que tenemos con la naturaleza. Al comienzo habla sobre las causas que conllevan al deterioro del medioambiente y afirma lo siguiente: “El crecimiento exponencial, y parcial o total del deterioro del medio ambiente o su u devastación se perpetúa a través de formas de producción firmemente establecidas, así como el consumo y la falta de políticas adecuadas en relación con el crecimiento de la población” (Naess, Ecología, comunidad 23). A lo largo del texto, Naess continúa asegurando esto: “La prosperidad de la vida humana y culturas es compatible con la disminución de la población humana. La prosperidad de las vidas no humanas depende de esta disminución” (Naess, Ecología, comunidad, 29) e incita a que se tomen medidas lo más rápido posible.

Esta afirmación de la necesidad de la reducción de la población no ha sido hecha únicamente por Naess, sino que también fue validada por seguidores de la ecología profunda como David Foreman, fundador de EarthFirst!, quien llegó a afirmar que: “Es trágico el sufrimiento humano debido a las sequías y hambruna en Etiopía; es trágico, sí, pero la destrucción de otras criaturas y hábitats allá es aún más trágica” (Foreman). Esta afirmación es altamente peligrosa porque termina afectando poblaciones que nada tienen que ver con la destrucción del medio ambiente y además son más vulnerables a los efectos que este conlleva. Esto no es ético en ningún sentido; pensar que la forma de solucionar los problemas a los que se enfrenta nuestro planeta es reduciendo la población ignora muchos otros factores, niega los derechos humanos e ignora que las razones de escasez de recursos puede estar relacionada con la crisis climática.

Sin embargo, el problema no acaba aquí. La ecología profunda se ha relacionado directamente con el llamado ecofascismo—mencionado en un comienzo—y sobre esto pretendo hablar en la segunda parte de este ensayo y profundizar en cuanto a las injusticias que estás ideologías no tienen en cuenta.

Bibliografía

Naess, Arne. “The Shallow and the Deep, Long-Range Ecology Movement. A Summary”.

Inquiry 16, 1973. p. 95-100

Naess, Arne, and David Rothenberg. Ecology, Community And Lifestyle. Cambridge University Press, 2011.

Foreman, Dave, “Earth First Statement of Principles and Membership Brochure” (September 1980)

Taylor, Bron Raymond. Encyclopedia Of Religion And Nature. 2005.

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